martes, 24 de noviembre de 2009

Giovanni Izarra






















"No se qué pasó o por qué sucedió. Tenía unos treinta años cuando lo tuve. Fue un parto normal. Nació pesando tres kilos 250 gramos y midió 52 centímetros", cuenta Blanca de Izarra. "Pero a los meses me di cuenta de que algo no estaba bien con Giovanni. Tiene otros hermanos y con ellos había sido diferente. Lloraba mucho y era muy difícil que comiera".

Al año, su hijo fue diagnosticado con autismo. "Hace 35 años, era raro que alguien hablara del tema y no sabía nada al respecto. La primera vez que escuché esa palabra pensé que se trataba de algo contagioso. Pero a medida que fui asistiendo a Sovenia comprendí qué era lo que le pasaba". Estando allá, Giovanni comenzó a reproducir imágenes. "Entre los ocho y 10 años dibujaba parte de los lugares que visitaba. Esos dibujos no eran propios de un niño de esa edad. Había trazos con perspectiva y líneas muy bien hechas", comenta la doctora Lilian Negrón. Giovanni estuvo visitando Sovenia hasta que cumplió los 18 años y ya para ese entonces, obviamente, no era el niño pequeño que su madre podía sujetar de la mano. "No podía llevarlo porque se me soltaba y tiene mucha fuerza". Así que la señora Blanca lo inscribió en el Psicopedagógico Venezuela, que quedaba en Los Chorros. "Pero lo saque de allí porque Giovanni se resistía a ir. Así que no quise llevarlo más y decidimos que se quedara en la casa. De vez en cuando dice algo a medias, pero sabe leer y escribir, aunque nadie lo enseñó. Aprendió sólo, usando unos tacos con letras. Ordenaba los tacos para copiar las palabras que veía en el periódico. Así fue que aprendió".

Actualmente, Giovanni pasa las horas viendo la televisión. Justamente, ahora escribe en hojas blancas los créditos de los programas que ve durante el día. "Al principio los hacía en plastilina, ahora los hace con marcador y los pega en la pared". Pero eso no es lo único a lo que se dedica. "Le ha dado por escribir cosas que ve en inglés, en chino y en otros idiomas. Hace poco, otro de mis hijos le llevó los escritos de Giovanni a una persona de origen chino y quedó sorprendida, le preguntó quién le había enseñado el idioma. Él los ve una vez y luego los hace iguales". Para Giovanni su cuarto es su mundo y desde allí fotografía con sus ojos lo que capta su atención y luego lo reproduce en el papel.

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